Análisis UDES: ¿Cuál es el rol del profesor en la era de Inteligencia Artificial?

En el marco de la conmemoración del Día del Profesor, la Maestría en Educatrónica de la Universidad de Santander (UDES) presenta un análisis sobre el rol que deben cumplir los educadores en la era de Inteligencia Artificial:

A finales de 2023, la UNESCO dedicó su publicación trimestral “Correo de la UNESCO” a identificar el rol de ‘La escuela en la era de la Inteligencia Artificial’. En esta publicación, profesores, investigadores y líderes educativos presentaban una visión integradora de la Inteligencia Artificial en la Educación, y dos consensos parecían emerger claramente: en primer lugar, la inteligencia artificial generativa llegó para quedarse – y para transformar la educación –; y, en segundo lugar, el rol del profesor debe transformarse y acoplarse a esta nueva realidad de una sociedad mediada por inteligencia artificial.

Seis meses después de su publicación, el impacto y la permanencia de la inteligencia artificial generativa son socialmente más aceptados. Las posiciones más optimistas ven los riesgos de la inteligencia artificial en la educación como pequeños inconvenientes que serán corregidos con la maduración de la tecnología. Los críticos más pesimistas advierten sobre los riesgos del uso indebido de la inteligencia artificial, destacando la posibilidad de generar contenidos mecanizados, engañosos y poco confiables. En este sentido, en el Día del Profesor, hemos querido replantear el escenario propuesto por la UNESCO, y preguntarnos, ¿Cuál es el rol del profesor en la era de la Inteligencia Artificial?

Para esto, es importante reconocer que la realidad, al menos en el sector educativo, parece ubicarse en un punto intermedio entre los retos y las oportunidades de la inteligencia artificial. Las ventajas aparentes de la inteligencia artificial en las actividades educativas se han acrecentado con la universalidad y el aumento en el interés social en la inteligencia artificial generativa. Cada día, aparecen nuevas herramientas educativas que aprovechan esta tecnología para fortalecer la planificación de las clases, la preparación de materiales educativos, la evaluación y el seguimiento de los estudiantes. Estas herramientas reviven el ideal que ha existido en las discusiones de tecnologización e innovación educativa desde que Skinner propuso su famosa máquina de enseñar en 1965, la idea de racionalizar la enseñanza, “personalizar” el aprendizaje y permitir que los profesores puedan usar mejor su tiempo.

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Ventajas

La principal oportunidad que trae la IA para los profesores consiste en facilitar la toma de decisiones y hacer más eficiente el manejo del tiempo en las tareas administrativas. Un estudio de McKinsey en 2020 encontró que, en promedio, un profesor puede dedicar 50 horas de trabajo a la semana a tareas directamente relacionadas con su función; el 49% de este tiempo está dedicado a la interacción con estudiantes, ya sea en trabajo en clase, acompañamiento o asesoría. El 51% del tiempo restante son trabajos de asesoría, desarrollo profesoral, evaluación y retroalimentación, y la preparación de clases, tareas fuera del aula de clase.

De estas últimas, el estudio encontró que la IA podría reducir esta dedicación casi a la mitad. Tareas como toma de notas, inicio y finalización de actividades, control de ambientes tecnologizados, creación de recordatorios, retroalimentación de tareas o actividades técnicas, ayudas o asistencias a ciertas actividades que le permitan al estudiante tener un apoyo constante, y al profesor delegar tareas fácilmente automatizables.

Igualmente, las tareas de desarrollo profesoral pueden verse altamente beneficiadas con la IA. Especialmente, la integración de IA y Ciencia de Datos permitirá a profesores facilitar el seguimiento a métricas de desarrollo y mejora de la función del profesor, y la inteligencia artificial puede ayudar a evaluar la implementación de estrategias de interacción estudiantil, reducción de la deserción y la evaluación de resultados para la mejora estudiantil.

Ligado a lo anterior, la IA puede mejorar la enseñanza y ajustar los planes o lecciones a diferentes estándares, expectativas o necesidades propias de los estudiantes. Ejemplos de estas estrategias pueden ser los sistemas de inteligencia artificial para el procesamiento de lenguaje natural, que pueden ayudar a estudiantes cuyo primer lenguaje no corresponda al del profesor, a cerrar brechas de comunicación. Incluso tecnologías de reconocimiento facial y gestual han permitido crear sistemas de inteligencia artificial que traducen lenguaje de señas a lenguaje verbal, facilitando la inclusión de estudiantes con problemas auditivos.

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Retos

Sin embargo, a pesar de estos potenciales beneficios, la Inteligencia Artificial no está desarrollada para comprender la naturaleza propia del rol docente, especialmente, considerando las aproximaciones a un aprendizaje centrado en el estudiante y en la visión humanística del proceso educativo. Los desarrollos mecánicos de la IA Generativa del tipo ChatGPT o Google Gemini tienden a producir contenidos inexactos y, aunque en términos técnicos son sorprendentes, pueden llegar a proponer contenidos inexactos o no confiables, pues su desarrollo está pensado para “simular lenguaje natural”, más no para participar en debates académicos o actuar en entornos formativos.

De allí que uno de los principales retos de la IA en la educación esté centrado en la capacidad del profesor de reconocer textos y escritos creados mecánicamente por IA, y diferenciarlos de los textos creados por seres humanos. A medida que los entrenamientos de la IA generativa se hacen más complejos y cercanos a la creatividad humana, el profesor deberá ingeniarse nuevas estrategias para evaluar y consolidar el aprendizaje de sus estudiantes, dejando de lado las tareas más automatizables.

Atrás quedarán las tareas de realizar escritos o textos sobre temáticas predefinidas, esto será tarea de la IA; en su lugar, los profesores tendrán el complejo reto de repensar sus actividades o tareas hacia habilidades globales, el fomento de la creatividad, la reflexión personal y el impacto contextual del aprendizaje en el estudiante.

Otro reto importante consistirá en identificar qué nivel de autonomía puede darse a la IA en estas tareas. Si bien, podemos tener escenarios en los que una inteligencia artificial ofrece simple información y recomendaciones al profesor, sin influencia en toma de decisiones o delegación de actividades; también tendremos escenarios en los que una inteligencia artificial puede llegar a tomar decisiones instruccionales con consecuencias específicas para el estudiante.

Pensemos, por ejemplo, en el escenario en que un profesor asigna un sistema de inteligencia artificial para la calificación automática de evaluaciones. Si se otorga un alto nivel de autonomía al sistema de inteligencia artificial, se podrían generar inconvenientes al no definir cuándo y cómo debe intervenir el profesor. ¿Qué ocurre con un estudiante que presenta dificultades con el modelo de evaluación?, ¿Debería la IA consultar constantemente al profesor sobre las calificaciones?, ¿A partir de qué momento debe el profesor retomar el control de las evaluaciones y retroalimentaciones?, ¿En quién recae la responsabilidad de notar cuándo existen dificultades en la implementación de IA en la evaluación?

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Otro reto consiste en reconocer el impacto de la IA en el manejo responsable de los datos, y hasta dónde llegan los límites de la vigilancia y el rastreo a los estudiantes, y cuándo la IA está vulnerando los límites de la privacidad del estudiante. Cuando se incorpora inteligencia artificial que captura data sobre las respuestas de los estudiantes, sus comportamientos escolares y las recomendaciones que reciben, es importante reflexionar cuándo cruzamos el límite entre una asistencia personalizada con ayuda de inteligencia artificial y un sistema de ciber-vigilancia y posible pérdida de privacidad.

Por ejemplo, crear un asistente virtual (chatbot) que pueda interactuar con los estudiantes para resolver sus respuestas puede parecer una excelente estrategia para responder a las necesidades tecnológicas de los estudiantes y personalizar su experiencia; sin embargo, las respuestas de los estudiantes podrían involucrar sus preferencias, intereses, relaciones personales o experiencias; y el manejo, conservación y acceso a estas conversaciones podría involucrar una vulneración grave de los derechos a la privacidad de los estudiantes.

En este sentido, conviene recordar la frase de Stefania Giannini, con la que abríamos este artículo, “la tecnología no debe reemplazar en ningún caso a los profesores competentes”, y es esta cualidad la que fundamentalmente definirá el rol del profesor en la era de la inteligencia artificial, debemos aumentar la apropiación de las competencias digitales en nuestros docentes y garantizar que tengan la posibilidad de aprovechar las oportunidades y reconocer los retos planteados en esta reflexión.

Respondiendo a nuestra pregunta, el rol del profesor en la era de la inteligencia artificial fortalecerá el papel del profesor como mediador pedagógico, permitiéndole usar la IA para priorizar su tiempo, impulsar estrategias de personalización del aprendizaje, hacer seguimiento a sus estudiantes e implementar estrategias de desarrollo profesoral; al tiempo que reconoce la importancia de actualizar sus estrategias de enseñanza al estado actual de la tecnología, identificar los posibles riesgos en la delegación de tareas a la IA, y garantizar la protección de los derechos de sus estudiantes en un mundo cada vez más digitalizado.