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Mientras Colombia avanza hacia una jornada laboral más corta, en Santander la medida abre un debate entre el optimismo y la preocupación. El tiempo libre adicional podría impulsar el turismo rural, el comercio nocturno o la cultura. Pero sectores como el calzado, las confecciones o la manufactura enfrentan el reto de asumir mayores costos laborales.
Pedro Julián Barrera Bolívar, decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Universidad de Santander, UDES, incluso advirtió que esta medida es ambivalente y sobre todo un reto para nuestro departamento.
“Desde el punto de vista económico, es una medida ambivalente. En el largo plazo, puede tener impactos positivos en términos de productividad laboral, salud mental, y calidad de vida. Sin embargo, su oportunidad está sujeta a la realidad estructural del mercado laboral colombiano. En Santander, donde el empleo formal aún enfrenta retos, su implementación debe ser gradual y acompañada de incentivos para evitar distorsiones”, señaló.
De hecho, aunque Bucaramanga y su área metropolitana presenta una de las tasas de desempleo más bajas del país (7,4%), el 44% de su población ocupada trabaja en condiciones informales, de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane.
Esto significa que una parte considerable del mercado laboral local está por fuera del alcance de la reducción de la jornada laboral, ya que la medida solo aplica para empleos formales.
En ese sentido, Barrera Bolívar además señaló que “a pesar de que Bucaramanga sigue consolidándose como un referente en materia de empleo a nivel nacional, la rigidez normativa podría incentivar prácticas laborales informales, contratación por fuera de la ley o acuerdos sin afiliación a la seguridad social. Este riesgo se acentúa si no hay fiscalización efectiva ni incentivos para la formalización”.
Sumado al posible incremento de la informalidad, el decano de la facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Universidad de Santander, UDES, advirtió que uno de los impactos más evidentes será el aumento de costos laborales.
“Especialmente en sectores intensivos en mano de obra, con la reducción de horas totales trabajadas, si no hay ajustes tecnológicos o de procesos, es posible que se impacte la productividad nacional”, especificó Barrera Bolívar.
Puntualmente en Santander, esto afectaría especialmente al sector del calzado, confección, comercio y restaurantes, donde predominan esquemas laborales tradicionales, baja digitalización y márgenes estrechos
“A menos que se mejore la eficiencia o se aumenten precios, las empresas enfrentarán desafíos para mantener sus márgenes de ganancia. Además, el ajuste de horario puede forzarlas a contratar más personal o pagar más horas extra. En Santander, esta carga sería particularmente sensible por el predominio de pequeñas y medianas empresas”, especificó el experto.
Aunque la reducción de la jornada laboral representa nuevos desafíos para las empresas, también abre oportunidades para fortalecer distintos sectores de la economía en Colombia, al aprovechar el aumento del tiempo libre de los trabajadores.
Al respecto, Pedro Julián Barrera Bolívar, decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Universidad de Santander, UDES, señala que el turismo y la economía cultural serán claves si esto ocurre.
“Esta lógica sí es aplicable a Santander, especialmente si se orienta estratégicamente. El departamento cuenta con potencial turístico en municipios como Barichara, San Gil, Zapatoca o la Mesa de los Santos”, concluyó Pedro Julián Barrera Bolívar, decano de la facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Universidad de Santander, UDES.
Por otro lado, añadió que sectores como la educación no formal, como los cursos cortos, idiomas y formación digital, así como la economía del cuidado y la salud preventiva, incluyendo gimnasios, terapias y servicios personales, también podrían verse impulsados si los trabajadores disponen de más tiempo libre.
Más allá del ajuste legal, el impacto real de la reducción de la jornada dependerá de las estrategias que acompañen su implementación.
En ese sentido, el Magíster en Finanzas, Pedro Julián Barrera Bolívar plantea una hoja de ruta para que esta reforma se traduzca en generación de empleo y desarrollo regional:
“Son muchas las acciones que podrían realizarse para que esta medida contribuya a generar empleo: desde políticas regionales que incentiven la contratación de jóvenes, mujeres y mayores de 45 años, hasta el fortalecimiento del SENA y la educación técnica enfocada en sectores con mayor potencial de crecimiento”, explicó.
A esto se suma el apoyo a la transformación digital de las pymes, la creación de zonas francas o clústeres con flexibilidad laboral, y la articulación de la llamada ‘Triple Hélice’: la cooperación entre empresa, Estado y universidad.
Universidad de Santander UDES. Vigilada Mineducación.
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