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Durante la cuarta versión del Congreso TEDUCA realizado en la Universidad de Santander (UDES), la tripulante de misiones espaciales análogas Giovanna Estefanía Ramírez Ruíz presentó su conferencia “El mundo aeroespacial y la tecnología del futuro”.
A sus 27 años, Ramírez Ruíz es piloto, ingeniera electrónica y magíster en Desarrollo y Gerencia Integral de Proyectos. Su pasión por la ciencia la llevó a postularse en una iniciativa para viejar al espacio con una compañía privada.
Desde pequeña se interesó por la ciencia, recuerda que desde el colegio no perdía la oportunidad de participar en competencias de robótica. Su amor por la tecnología la impulsó a convertirse en ingeniera electrónica.
Más adelante hizo un intercambio académico con Japón, donde participó en la construcción de un satélite para lanzar al espacio. Esta experiencia le hizo plantearse un nuevo reto personal. “No solo quiero lanzar tecnología espacial, quiero ir al espacio, pensé en ese momento. Ahí nació mi carrera para prepararme como tripulante”, aseguró.
La vida en el espacio
Así las cosas, para lograr aquel sueño desde hace cinco años Ramírez inició sus entrenamientos en países como Polonia, Japón, México y Estados Unidos.
Como tripulante de misiones espaciales análogas, aseguró que ha aprendido a adaptarse a las condiciones que viviría fuera de la Tierra. “Me estado preparando bajo agua, con entrenamientos de aislamiento, psicológicos y psicotécnicos”, comentó.
Al respecto, la tripulante análoga relató que la vida en el espacio es completamente diferente. “Cambia la forma en que duermes, se debe hacer de pie, dentro de un sleeping pegado a la pared de la nave. Se comen alimentos deshidratados que está en un empaque similar a las bolsas de suero. El baño es con pañitos húmedos… para todo se debe hacer una adaptación, es reinventarse, ser creativos e ingeniosos.
Más cerca de las estrellas
Con esta experiencia, la bogotana podría ser candidata para participar en un viaje espacial, gracias a la convocatoria de AXIOM Space. “Mi postulación fue aceptada. Si todo sale bien, tendré que hacer otro par de entrenamientos, y en aproximadamente un año podría estar en el espacio”.
Según relató Ramírez, el proyecto en el que participaría la colombiana tardaría 15 días, 10 de los cuales estaría en la Estación Espacial Internacional para ejecutar las actividades rutinarias. “La idea es llevar un par de proyectos y experimentos para probar allá”.
Inspiración
Durante su visita a Bucaramanga, la ingeniera compartió detalles de su vida. Desde niña, una de sus grandes inspiraciones ha sido su padre, quien también es ingeniero electrónico. “Lo veía soldando y haciendo trabajos de mecánica al carro me llamaba la atención, así que seguí sus pasos”.
Al terminar su pregrado de ingeniería en la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito, realizó su formación con la Fuerza Aérea Colombiana. “Dentro de mí sabía que me gustaban los aviones, los motores… Cuando era chiquita yo no pedía muñecas sino carros, las ‘barbies’ se las regalaba a mis hermanas”.
En este sentido, considera que las familias juegan el rol más importante para alcanzar el éxito. Además, recomendó a los padres apoyar la curiosidad de los niños y permitirles explorar para que identifiquen sus gustos.
“Ellos son los facilitadores, el acompañamiento que se necesita durante el crecimiento. Son quienes incluso ya grandes nos dan ánimo. Valoro el esfuerzo que hicieron mis padres al llevarme a ballet, gimnasia rítmica, danza. Estuve en cursos de piano y violín. Siempre me ayudaron a desarrollar habilidades, esos sacrificios los estoy viendo recompensados”.
La tripulante impulsó a los niños y jóvenes a perseguir sus sueños. “Siempre perseveren, no se rindan, ni se conformen. Lo bueno tiene que ser mejor y lo mejor excelente, todo lo que hagan háganlo con excelencia, tienen que marcar la diferencia. Las organizaciones buscan personas extraordinarias que tengan cualidades que las hagan diferentes”.
Motivación
Tras finalizar el Congreso TEDUCA 2022, la joven destacó los aprendizajes compartidos para mejorar los procesos de enseñanza en las aulas de clases donde se forman los futuros astronautas, ingenieros, médicos y demás profesionales. “La clave está en llevar motivación, más allá del impacto de la tecnología. Nos hemos impregnado de esa motivación para contagiar a otros. Ojalá estos espacios se hagan más seguido, porque los académicos también deben prepararse para innovar”.
Actualmente Giovanna Ramírez es profesora en tres universidades en programas de posgrado. “Les inculco la importancia de fijarse metas. Así sea dura la trasnochada para el proyecto y aunque a veces no se vea la salida, vale la pena imaginarte que ya estás cumpliendo el sueño que te prometiste”, subrayó.
Ramírez ha participado en la iniciativa de la fundación ‘She is’, liderada por Nadia Sánchez, para transformar la vida de niñas vulnerables en el país. “Ella empezó a empoderar a las niñas para que cumplieran el sueño de ir a la NASA y poder familiarizarse con el tema espacial”.
En este proyecto, Ramírez fue una de las tutoras que acompañó a las niñas en su viaje al Space Center de la Nasa, en Estados Unidos. “Dictarles clases técnicas, pero también ayudarles en su parte emocional fue espectacular. Verlas montarse por primera vez en un avión te contagia de alegría. Ojalá podamos llevar más sueños a las estrellas”.
“Este año llevamos a 35 niñas, pero cuando regresas a sus comunidades se vuelven agentes de cambio. Se vuelven divulgadoras científicas, hablando de ciencia, del espacio y hacen proyectos. Esto es lo que necesitamos en el país”.
Por: John Arias
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